A los inicios del Bosque de Alis Lithban, cuando este no era más que unos pocos Kilometros de extensión se hallaba un lobo bastante más grande de lo normal. Con el paso del tiempo el Bosque cada vez se hacía más grande por momentos, como si de una plaga se tratase, en cuestión de unos meses había crecido miles de kilometros de distancia. Okami investigó cada rincón de aquel lugar hasta encontrar otra civilización que parecía vivir en el gran Bosque, parecía tratarse de una enorme ciudad blanca, allí dentro encontró a una niña que cuidó del lobo, ella era especial y no solía tener miedo a los animales, así que poco a poco se fueron conociendo más gracias a la particularidad de Okami, este hablaba el idioma de aquella muchacha que parecía llamarse Hajil. Eran tan idénticos que estaban seguros que aquel encuentro no era casual, compartieron experiencias uno del otro, era tal el amor que se procesaban que...Bueno, les daba igual que ella fuese un animal y ella una humana, superaron aquellas barreras hace tiempo después de los años que estuvieron juntos día si y día también, Okami, haciendo uso de su magia en ocasiones se podía convertir en humano para lo que era intimar bastante con su querida y pequeña Hajil. 

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Tras el paso de varios años y aparecer aquel crio que Okami bautizó como David este tuvo que ausentarse, tenía que cuidar de el y Hajil estaba terriblemente ocupada con varios temas en su familia, así que tras una despedida frenética ambos se fueron cada uno por su camino prometiendose el uno al otro que volverían a verse.

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¿Cuanto había pasado ya de tiempo sin que estuviesen juntos? La ausencia era terriblemente notoria y no especialmente algo fácil de suplir, pues cuando Okami acabó ascendiendo al Plano Astral este no pudo hacer obra de su promesa e hizo tres cosas. La primera de ellas ligó su alma al Bosque, la segunda otorgando su gran poder mágico a Hajil para que ella se convirtiese en lo que realmente deseaba desde pequeña y en último lugar le juró amor eterno allá donde estuviese y esperaría su ascensión observandola desde arriba hasta entonces. Hajil, en el momento en que su amado Okami terminó ascendiendo sintió un gran regocijo, no porque no le amase, sino porque aquel torrente de energía despertó en su cuerpo gracias al regalo de este y cuando finalmente aquella sensación acabó Hajil se cayó al suelo, presa del dolor y la angustia en aquel momento, sintió como si le hubiesen arrancado medio corazón y gran parte del otro, aun así alzó su mirada al cielo y hizo acopio de sus nuevos poderes, con sus ojos llorosos y su rostro rojizo elevó su mano al cielo propagando una gran nevada en lo que era su hogar, sabía que a Okami le encantaba la nieve, jugaba allí como si fuese un crío e ingenua de ella hizo aquel hechizo..Por si algún día el volviese aunque sabía que no era así.