Tiempo atrás cuando los Gigantes se internaron en las montañas despertaron un mal, un poderoso mal que nunca duerme y siempre se mantiene despierto en búsqueda de cosas que se puedan destruir. 

 

El Berserker vivía en las profundidades más  absolutas de todo el Bosque, los Gigantes tras encontrar aquella criatura tuvieron que atraparla, se llevó a muchos por delante...Pero finalmente lo consiguieron. Aparte de encerrarlo le pusieron cadenas que ellos mismos crearon con fuego celestial, algo que nunca se rompería, ni los mismísimos Dioses podrían acabar con esas cadenas. 

Mucho tiempo después, cuando apenas quedaban Gigantes, uno de ellos intentó buscar una solución descabellada que era liberar a la Bestia que ellos mismos habían encerrado buscando una solición creada por el mismísimo miedo al Exilio.

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Una decisión que costó la vida de muchas criaturas inocentes en el Bosque, el Berserker arrasó con todo cuanto pudo. Aunque hubo algo que se le resistió. Cuando fue a arrasar con una embestida el Templo de los Okami, por fortuna Haru se encontraba en ese lugar orando por sus hermanos caídos siglos atrás, era una tradición hacer aquello cada 10 años. El Okami sorprendido por la situación no se lo pudo creer y tuvo que defender uno de los lugares más preciados por su Clan con uñas, dientes...Y garras. Se transformó cuando no vio ninguna opción más que no fuese enfrentarse con todo lo que tenía. El Berserker no era un adversario fácil ni mucho menos, era de los más complicados de toda la existencia de Haru, aun así no se rindió y tras ir debilitandole poco a poco finalmente acabó dejandolo inmóvil, algo que la Bestia conocía demasiado bien. Haru no estaba para nada acostumbrado a aquel tipo de combates sorpresa y de una magnitud enorme, pues su regeneración no estaba siendo útil, debido a los golpes tan poderosos que el Berserker le había proporcionado el moreno se encontraba con heridas profundas pero no mortales, eso si, su forma de Okami debería estar varios días de descanso tras aquella dura batalla.

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Tras varios minutos de lucha interna para no acabar inconsciente el moreno se incorporó con pesadez y agotamiento, pues se acercó a la Bestía que se encontraba inmóvil y cuando colocó su mano sobre su cabeza esta comenzó a hacerse transparente hasta desaparecer, no supo describirlo con meras palabras, una vez ya solo se encontraba en las afueras del Templo únicamente el Okami este sintió un regocijo que le invadió todo el cuerpo sin parangón. 

Cuando aquella sensación acabó el moreno cerró el puño y lo sintió, una nueva bestia ahora habitaba en su interior. Había absorbido al Berserker, aunque Haru lo llamaría de otro modo, ``Caos´´ sería su nombre. 

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Ni se lo pensó dos veces, volvió al Templo a preguntarle a Okami que fue lo que había sucedido y con que Fin.